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Inauguran el ex Pozo de Quilmes como espacio de memoria

23 | marzo | 2017

A 41 años del golpe militar, y a la espera de que la Policía Bonaerense deje el edificio, el consejo del sitio ex centro clandestino de detención Pozo de Quilmes realiza un acto público para inaugurar el ex CCD como espacio para la memoria, defensa y promoción de los derechos humanos.

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Otro lugar del horror recuperado por la lucha colectiva que consolida las políticas de memoria, y reafirma la absoluta vigencia que tiene el reclamo de verdad y justicia: en Argentina hubo un genocidio y fueron 30 mil los desaparecidos.  

El edificio ubicado en Garibaldi 650, esquina Allison Bell, era hasta hace unos meses una dependencia de la Delegación Departamental de Investigaciones. Durante la dictadura militar, en ese lugar funcionó la Brigada de Investigaciones de Quilmes y fue el centro clandestino de detención denominado Pozo de Quilmes. Entre 1975 y 1979, pasaron más de 250 víctimas del terrorismo de Estado.

En diciembre pasado -tras una larga lucha de sobrevivientes del ex CCD, referentes de los derechos humanos y organizaciones sociales, políticas y culturales de Quilmes- el Pozo de Quilmes se convirtió por ley en un sitio de memoria. La ley 14.895 indica también que el edificio debe ser desafectado de sus actuales funciones y transferido a la Comisión Provincial por la Memoria (CPM). En ese sentido se avanzo en la desafectación parcial de los lugares donde estuvieron los detenidos padeciendo su cautiverio.

Por mandato de esta ley, en febrero se constituyó el Consejo del sitio para la memoria, defensa y promoción de los derechos humanos, con participación de la Comisión Provincial por la Memoria, el Colectivo verdad justicia y memoria de Quilmes, la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia y el Municipio. A 41 años del Golpe de Estado, y a la espera de que la Policía Bonaerense deje efectivamente el edificio, el Consejo realiza un acto público para inaugurar el sitio de memoria y reafirmar la lucha por verdad y justicia.

El primer 24 de marzo del sitio de memoria reconocido legalmente significa la posibilidad de comenzar a revertir la historia de ese lugar. Convertir el Pozo de Quilmes en un espacio de encuentros para la promoción de la memoria, la justicia, la investigación y la transmisión del pasado reciente bajo el desafío de inscribir esa historia en la lucha por la defensa de los derechos humanos hoy.

La representatividad y pluralidad del órgano de gestión y la autonomía son pilares para el funcionamiento del sitio y el cumplimiento de estos objetivos. Una gestión que, a la vez, debe sostenerse con la participación plena de la comunidad. Sólo bajo estos lineamientos, pueden construirse consensos plurales para una memoria democrática. En ese sentido, el acto público en el Pozo de Quilmes contará con un panel de oradores compuesto por un representante de cada una de los organismos que conforman el Consejo directivo del sitio de memoria. Además, participarán de la mesa sobrevivientes del ex CCD. La jornada cerrará con la presentación de la orquesta de música popular de la Escuela Secundaria 64 de Moreno y el coro del Club Social de Berazategui.

El acto, en el marco de las actividades a 41 años del Golpe de Estado, también es la reafirmación de los principios de memoria, verdad y justicia como pilares de nuestra democracia: fue un genocidio, son 30 mil desaparecidos y seguimos exigiendo cárcel efectiva a los genocidas.

¿Qué fue el Pozo de Quilmes?

En la esquina de las calles Garibaldi y Allison Bell funcionó la Brigada de Investigaciones de Quilmes. Entre 1975 y 1979 el predio fue utilizado como centro clandestino de detención que formó parte de la red represiva de la provincia de Buenos Aires, bajo la dirección del general Ramón Camps. Dentro de este circuito, el Pozo de Quilmes cumplió funciones específicas como “depósito de prisioneros”, lugar de obtención de información y uno de los pasos previos a la decisión sobre el destino de cada detenido-desaparecido: el asesinato o la legalización. También fue un eslabón en el circuito de centros clandestinos que funcionó como apoyo para el Plan Cóndor.

Más de 250 víctimas estuvieron secuestradas allí: entre ellas hubo niños y niñas, al menos siete mujeres embarazadas y también personas extranjeras. Además de los detenidos-desaparecidos que pasaron por el Pozo de Quilmes, los testimonios de los sobrevivientes permitieron ir reconstruyendo la topografía del edificio: los calabozos y salas de tortura se encontraban en una edificación de cuatro plantas a la que se accedía por un portón sobre la calle Allison Bell. Según estos mismos testimonios, las mujeres y hombres estaban alojados por separado en el segundo y tercer piso del edificio respectivamente.

En 2015 fue elevada a juicio la causa por crímenes de lesa humanidad cometidos en el Pozo de Quilmes; están imputados 17 represores, entre los que se encuentra el ex ministro de gobierno de la Provincia, Jaime Smart, y Miguel Etchecolatz. La causa incluye los casos de 175 víctimas que sufrieron privación ilegítima de la libertad, tormentos —que incluían la violencia sexual—, sustracción, retención y ocultamiento de menores de edad.